martes, 17 de junio de 2008

SOLAR PASIVA

Me sorprende el investigador que encontramos en la sección de energía solar pasiva de la PSA. Me sigo sorprendiendo incluso después de haberle oído hablar y a la vez constatar que tiene una estrecha relación profesional con la ciudad “real” en que vivimos. No es solamente por haber viajado por la PSA como un turista en una nueva ciudad, como sugiere Verónica, sino también porque se percibe una enorme distancia con lo que hemos conocido como ejemplos de aplicación de esta tecnología, en el viaje, y mucho antes.



Se observa lentitud en el proceso de adaptación de estos avances a la arquitectura y al urbanismo, incluso en estos avances mismamente. De hecho hubo un regocijo general cuando apareció un “nativo de PSA” y habló con nosotros, igual que cuando encontramos al maquinista que nos subió en la pala en la cantera de Macael. Salirse del protocolo una vez más interrumpiendo a nuestra rigurosa guía turística hizo cobrar interés especial a esta visita gracias a la experiencia personal y las valoraciones bien fundadas del investigador.

Es muy lento el proceso de impregnación en el trabajo de las ingenierías, los estudios de arquitectura, el promotor, -no puedo añadir constructor-, y, por supuesto el usuario, administración y universidades.
Al hilo de esto me parece interesante enfocar la atención en lo que atañe al trabajo del arquitecto, y reflexionar acerca de qué actitudes pueden contribuir a este desarrollo y cuáles en el ámbito de nuestra profesión.

Lo primero que se me ocurre, que se ha repetido en el viaje algunas veces, es introducir en el método proyectual de cada uno herramientas bioclimáticas. Esto sería mil veces más eficaz si se llevase a cabo durante la formación del arquitecto.

Por otro lado apuntar a la producción de un método que haga involucrase en esta tendencia al mayor número de profesionales posible –exceptuando jueces y fiscales-, o más sencillamente, utilizando las herramientas que conocemos.

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