sábado, 21 de junio de 2008

LA CIUDAD DEL PLASTICO

Treinta mil metros lineales configuran la mayor ciudad del sur; una urbe blanca y brillante, que con orden azaroso, como el de la nieve helada sobre el agua, tapizan el litoral costero almeriense.
Treinta mil metros, generados desde el argumento económico-productivo, sin reflexión proyectual, y que, sin embargo han dado origen a lo que puede llamarse la "arquitectura del objeto invernadero". Un objeto, resultado de ensayos, fracasos, éxitos y sucesivas innovaciones y adaptaciones.

El origen de todo comienza en la "planta", en el enarenado, arena con la que se cubrían las franjas de lo plantado, adaptándose a la topografía, para mejorar el rendimiento de las cosechas. Este enarenado, retenía el agua, y mejoraba las cosechas, frente a la salinidad del agua. Aún así, el viento evaporaba demasiada, por lo que surge el "alzado", pantallas de caña con las que se protegía la "planta" para evitar la evaporación.

La debilidad de las cosechas y las plagas, erigió a las parras como el cultivo perfecto, y a su trama de cables guia como la sección de nuestro objeto. Las parras, con su sombra reducían la evaporación y cuando este cultivo dejó paso a otros más rentables, la memoria de la sombra, dejó paso al plástico liviano, como germen de lo que conocemos en la actualidad.

A partir del año 1963, en el que las experiencias demuestran que lo cultivado bajo el plástico, vale cuatro veces más que lo cultivado fuera, el invernadero empieza a adquirir características autónomas y arquitectónicas plenas, es objeto y espacio.

Desde este momento, y como consecuencia de la propia lógica del objeto, sus necesidades y el entorno, el invernadero, evoluciona con una rapidez vertiginosa desde el "parral" a la "cumbre y amagao" y según crece la escala, al "túnel y capilla", donde además de resolverse el problema de la evacuación de lluvias, se alcanza el necesario número de renovaciones / hora (para evitar el incremento excesivo de la temperatura) y se extiende la utilización de cerchas y por tanto la eliminación de pilares, lo que permite el uso de la maquinaria para mecanizar las labores.

La evolución del "objeto", ha ido desde los iniciales inventos o remiendos a los actuales, donde la lógica constructiva, se combina perfectamente con la construcción convencional, hasta constituir una nueva tipología, donde la forma se ciñe a la función con voluntad obsesivamente moderna, abriendo un inmenso campo de posibilidades, justo donde la arquitectura actual pareceencontrarse; el mundo de la apropiación material y de la piel como materia.

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