viernes, 27 de junio de 2008

ARQUITECTURA BLANCA

BLANCO
El blanco es el color de la luz
solar no descompuesta en los colores de su espectro.
Simboliza universalmente la paz.

LA CAL se ha usado, desde la antigüedad, como conglomerante en la construcción; también para pintar (encalar) muros y fachadas de los edificios construidos con adobes o tapial, habitualmente en las viviendas tradicionales mediterráneas.
En algunos países de Latinoamérica, la cal se utiliza para el proceso de Nixtamal, proceso utilizado para hacer sémola de maíz y masa para tortillas.
La cultura popular de algunos pueblos, especialmente en el sur de
España, incluye el encalado anual de las viviendas.
Tiene propiedades antisépticas, transpirantes, estéticas y sostenibles, ya que el color blanco absorbe menos radiación solar que el resto de colores, se consigue que los cerramientos alcancen menor temperatura, y que el interior permanezca más fresco.
Como producto natural es un buen sustituto de la pintura acrílica o plástica.

LOS MORTEROS DE CAL son aquellos que están fabricados con cal, arena y agua. La cal puede ser aérea o hidráulica.
En España, el tipo de cal viene regulado en las normas UNE 41.066 y 41.068.
Este tipo de
morteros no se caracterizan por su gran dureza a corto plazo, sino por su plasticidad, color, y maleabilidad en la aplicación.
La cal ya era conocida en el sexto milenio a.C. como material de construcción para morteros y revestimientos, ya que en
Çatal Hüyük se han encontrado paredes revocadas con frescos y armadas con morteros. Posteriormente, gracias a investigaciones de arqueólogos se ha descubierto que se usó en el antiguo Egipto, en el imperio Asirio, en Grecia, en el imperio romano; también fuera del Mediterráneo ha sido usada por los incas y mayas y por las primeras dinastías chinas.

Es muy importante no confundir la cal aérea llamada cal viva, con la cal hidráulica, ya que esta última contiene muchos silicatos y tiene un comportamiento diferente, sobre todo como material de construcción.
La cal hidráulica tiene un comportamiento similar al cemento blanco, por lo que no es tan válida para restauración, ni para la "bioconstrucción".
Sólo la cal aérea tiene la capacidad de conservarse en perfectas condiciones durante siglos, ya que posee poros que dejan transpirar los cerramientos, al mismo tiempo que los impermeabilizan. También el núcleo que conserva, regula la temperatura del interior gracias al efecto "respiración" a través suyo.
Para que este fenómeno se produzca, el resto de los materiales deben ser naturales, como piedra, barro, ladrillo tradicional, etc.
Cuando apagamos una cantidad de cal cualquiera, la podemos almacenar en una "balsa" o "pudridero" durante años, dejando que siga apagándose y madurándose. El periodo mínimo para poder ser usada es de seis meses; cuantos más años pase en reposo, mejor comportamiento tendrá después, carbonatándose de forma óptima al utilizarse en revocos, estucos o morteros. Por supuesto, no todas las canteras de cal ofrecen la misma calidad de producto y cuanto mayor porcentaje de carbonato tenga una cal, mejor calidad tendrá la cal apagada, siendo las ideales las que se acercan a la composición del mármol.
Durante esa maduración, dure lo que dure, sigue siendo
cáustica y cualquier elemento orgánico que caiga en la "balsa" acabará desapareciendo devorado por la cal.
En la antigüedad, cuando se comenzaba la construcción de algún gran edificio, catedrales, palacios, etc., se preparaban las balsas de cal, ya que era el último elemento que se usaba en grandes cantidades, y como la construcción era muy lenta, en algunos casos duraba más de un siglo, la cal iba madurando para cuando fuera necesaria. Los antiguos caleros decían que la cal ideal era la que llevaba al menos treinta años en reposo y la denominaban "chica" mientras que a la cal de entre veinte y treinta años la denominaban "chico".
Hasta hace poco más de un siglo, dependiendo de la zona de España, cuando alguien tenía un hijo se preparaba una balsa de cal para cuando tuviese que emprender la construcción de su casa.
Una vez que la cal se utiliza, empieza a cristalizar y a carbonatarse, desde la superficie hacia dentro, conservando un núcleo húmedo que es el que le confiere sus propiedades y elasticidad, gracias al cual, tiene un comportamiento mecánico más óptimo que un cemento Pórtland, tanto para revocos exteriores como interiores, así como para morteros y otros usos.
Al cabo de cientos de años, la cal apagada, después de carbonatarse completamente, retorna a su estado original en la cantera, que es el de roca caliza.
Una observación importante, es que la cal apagada no tiene propiedades adherentes y por lo tanto su fijación es mecánica, a los huecos de la piedra o el ladrillo, por lo que si se va a aplicar sobre una pared lisa, previamente, hay que picarla para crear unos pequeños "hoyuelos" en toda la superficie donde se pueda "agarrar".

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