sábado, 21 de junio de 2008

HACIENDOSE VER

Durante la visita al Toyo, aprendimos todos los secretos, las luchas y los logros de las viviendas.
Pero al final Margarita dijo “Lo que es una pena es que la arquitectura bioclimática no sale en las fotos”. Entonces yo me puse a pensar en qué se podía hacer para que se viera el viento.
Si hubiera vegetación trepando por las paredes del túnel de viento, además de refrescar el aire, aportarían un olor agradable y las hojas se moverían, quizás salieran en la foto un poco desenfocadas…
También un toldo hecho de redes y con pedazos de plásticos colgados (como en el Forum de Barcelona), se moverían y darían un toque de color y un sonido de rumor agradable.
Por último y como opción más evidente, se podrían colocar molinillos de viento, diseñados incluso de manera personal. Si alguien ve molinillos en una foto, es seguro que interpreta que es una zona en la que corre viento. Habrá quien diga que estas cosas son un poco anecdóticas, o tontas. Lo que es seguro es que para hacer una arquitectura más lúdica y que refleje los procesos que lleva detrás, hay que renunciar a lo puro, a lo blanco. Las dos cosas no son compatibles, pero si creo que las dos tienen un gran valor.

2 comentarios:

martinserrats dijo...

Muy bueno María!!!

Tamar dijo...

Lo siento María, pero no estoy de acuerdo con que para hacer una arquitectura más lúdica y que refleje los procesos que lleva detrás, haya que renunciar a lo puro, a lo blanco,. Para mí ambas cuestiones no son incompatibles.
Te lo demuestro en "Arquitectura blanca"